´´De Los Andes nunca me voy a ir´´
Claudio Balsano, nuevamente protagonista estelar del Mundo Los Andes. Después de ser el manager del último plantel que ascendió a la BN, hoy le toca acompañar a De la Riva en la conducción. "Tenemos un equipo con muchos jugadores de buen pie", reconoce.

Todos los caminos conducen a Lomas de Zamora. Se crió en la calle Bolívar frente al convento, en 1979 se fue a vivir a Mar del Plata, armó su familia, regresó y otra vez se fue. Y en sus últimos años, lo profesional vino acompañado de lo sentimental. Claudio Balsano, Mil Rayitas de ley, empezó como entrenador de fútbol en la liga marplatense y ahora vuelve a disfrutar su tercer ciclo en el club de sus amores. Junto a Damián Timpani se hizo cargo interinamente del equipo que superó la Promoción 2011 frente a Central Córdoba, después fue manager del último plantel que ascendió a la B Nacional, y hoy le toca acompañar a Felipe de la Riva en este nuevo desafío al frente del plantel. "De Los Andes nunca me voy a ir", dice. Y sí, cómo no sentirse así...
¿Cómo recibiste este nuevo llamado de Los Andes?
Bien, con mucha satisfacción. Primero por tener trabajo y en segundo lugar porque es mi casa. El hecho de habernos desvinculado de Douglas Haig corríamos el riesgo de no seguir dirigiendo en la categoría y el ofrecimiento de Los Andes nos volvió a posicionar. Así que estoy muy contento y como digo siempre, con el doble de la responsabilidad.
Conocemos a Felipe de la Riva, pero tu relación es más íntima, ¿cómo lo ves hoy?
Creo que en un gran momento. Nosotros hemos pasado una etapa de conocimiento mutuo y hoy estamos afianzados como cuerpo técnico. La gente por ahí se imagina dos características muy diferentes, pero yo pienso que cuando uno apunta a lo mismo, las diferencias son beneficiarias en algún sentido. Y cuando hablo de apuntar un mismo camino es ver casi una manera similar el fútbol, de compartir gustos de jugadores y tratar de inculcar lo mismo. En nuestra primera experiencia juntos hemos sacado muchos puntos en una situación que no era cómoda y eso también nos da confianza.
¿Se imaginaban una campaña como la de Douglas Haig?
Cuando uno toma un equipo siempre aspira a lo máximo. Por supuesto que hay diferencias lógicas con este proceso que iniciamos en Los Andes, pero en Pergamino agarramos un plantel con la mitad del campeonato ya jugado y el descenso apremiaba. Pero siempre, cualquiera sea la meta, hay que dar pasos cortos y lo hicimos. Sin dudas que superamos ampliamente la expectativa de todos.
Hablemos de Los Andes, ¿cómo está el grupo? ¿Crees que sacaron una ventaja al tener casi el plantel cerrado antes de iniciar la pretemporada?
Creo que nos hemos movido muy bien con el tema refuerzos. La dirigencia nos apoyó en todo momento y hemos trabajado mancomunadamente en las contrataciones para no alejarnos de lo que el club podía gastar y eso nos permitió traer los jugadores que nosotros elegimos. Y por otro lado, la parte que no nos gusta es el poco tiempo que vamos a tener de cara al inicio. Pero bueno, las reglas son así y hay que adaptarse. Creo que los objetivos llegan a buen término cuando hay una idea general, y para que haya una idea general hay que conocerse, hay que quererse y dejar de lado muchas cosas. En eso tenemos que trabajar.
Es un torneo corto, con un ascenso, muchos equipos de Buenos Aires, ¿es más diferente de lo normal?
Ya lo vimos el año pasado. Las estructuras de los campeonatos han cambiado el origen del fútbol argentino. No es el mismo Nacional de antes, no es la misma Primera de antes. Ya hemos pasado por situaciones de viajes largos, de jugar muchos años con equipos de B Metropolitana. Creemos que la competencia es similar en cuanto a lo deportivo. Después la realidad es que hay muy poca diferencia entre los equipos y nos vamos a tener que enfocar mucho en la concentración, en saber que nosotros vamos a tratar de ser protagonistas y que va a tener una responsabilidad grande por el club que estamos.
Desde lo futbolístico, ¿cuál es ese ADN, el rasgo distintivo de este Los Andes 2016?
El ADN te la da la calidad de jugadores, y hoy vos ves un plantel que junta muchos futbolistas de buen pie. Pero eso no tiene que confundir la idea de ser un equipo que trate de jugar bien y a la hora de defender sea duro y agresivo. No existe un equipo que ataque bien y defienda mal. Así que debemos buscar el equilibro justo para compensar ambos aspectos.
En tus pasos anteriores por el club, el desenlace fue de película, ¿te imaginás repetirlo de la misma forma?
Y sería un sueño poder cumplir el objetivo. Me tocó hacerme cargo del grupo en aquella Promoción que ganamos con Damián (por Timpani) y después como manager logramos junto a ese gran plantel el máximo anhelo de todos. Y hoy sería soñado estar con Los Andes en su Centenario y yo dentro del cuerpo técnico con el equipo en Primera División. Pero bueno, es un sueño, y cuando hay un sueño no hay nada que lo impida realizar. Va a depender mucho de nuestro trabajo, del esfuerzo de los jugadores, del esfuerzo de los dirigentes, del acompañamiento de la gente… Siempre tiene que estar todo más o menos ordenado como para que eso llegue al resultado que queremos.