Los dulces días de julio del 2000

Otra nota con los héroes del último ascenso a Primera. En esta ocasión, las palabras de Gabriel Caiafa, uno de los baluartes de aquel equipo. Vamos a ver qué dice. Cuántos recuerdos...

 

Por Pablo Varela

Ya en los ecos de lo que fue la fiesta Milrayitas en el Gimnasio José Manuel Miguel, uno de los motivos era el aniversario de aquella gesta que por estos días está cumpliendo 10 años: el último ascenso de Los Andes a Primera.

Entonces, valga el agradecimiento para los jugadores Orlando Romero, Gabriel Lobos y nuestro último entrevistado Gabriel Caiafa.  “Recuerdo aquellos momentos como los mejores de mi carrera sin duda alguna. Ese ascenso del 2000 fue algo que nos dejó marcados para toda la vida, tanto a la gente Mil Rayitas como a nosotros”, expresó con emoción.

“Para mí fue una revancha –continua Gabriel-, por supuesto. Había llegado en la 98-99 y un solo equipo no clasificaba y justo nos tocó a nosotros luego de perder con San Miguel 1-0 a cinco minutos del final. Por un punto nos quedamos afuera, pero bueno... Creo que fui uno de los pocos que me quede de ese plantel para el torneo 99-00 y por suerte tuve la gratificación de ascender al año siguiente”.

Consultado sobre los orígenes de semejante equipo, el hábil delantero dijo: “El grupo fue excelente. Uno que es del fútbol, en la medida que se iban sumando los muchachos, veía los nombres y sabía que tipo de jugadores eran. En la medida que Jorge iba trayendo a los refuerzos, uno se iba ilusionando porque sabía las condiciones de cada jugador que llegaba”. “Además –prosigue Caiafa-, voy a ser sincero: desde el primer partido con Almagro y viendo cómo entrenábamos en la semana sabía que estábamos para pelear, por lo menos, la entrada al Reducido”.

Y sobre esto mismo, el Loco no puede olvidar aquellos momentos: “El día que nos paró la policía, cómo no ve voy a acordar, íbamos en el escolar y no sé, nos pararon como si fuéramos narcotraficantes, nos hicieron bajar y bueno, fue terrible. Anécdotas tengo un montón para contarte del ascenso y esos días maravillosos que pasábamos juntos. En una concentración me lleve una máscara de Lobo, era horrible, un espanto y no voy y me meto en la bañera en la pieza que compartía con el Cuca Arce. No sabes el julepe que se pegó ese muchacho. Le salí para asustarlo y casi se rompe la cabeza con el vidrio del baño. Y bueno, imagínate unas risas con los demás que no las puedo olvidar nunca, lo que nos divertíamos no se puede creer”.

Otra circunstancia que marcó la humildad del equipo fue esa franja negra que apareció en la casaca un par de partidos antes de las finales “Claro no sé bien que había pasado. Pero obviamente esa camiseta, así con la banda negra, la tengo en mi casa en un marco. Perecía muy raro que en una final uno de los equipos no tuviera sponsor, creo que se había vencido el contrato y no lo renovaron. No se, parecíamos un rejuntado, pero adentro de la cancha nos matábamos todos”, expresó.

Las luces de la fiesta se van apagando y es momento de compartir la segunda parte del vídeo. Y Caiafa no se la quiere perder “Esto me marcó mucho. Porque lo máximo que puede tener un jugador de fútbol es esto, un campeonato oficial, un ascenso a Primera. Fue grandioso. Esto me permitió ir a jugar a un club tan importante como Millonarios de Colombia, si no hubiese sido por Los Andes y esa campaña, tal vez no hubiese llegado nunca. Estuve también jugando en Israel, en Venezuela, en Bolivia y todo por ese gran empujón que nos dio Los Andes. Y todo gracias a un grande como Jorge Ginarte. Para mi fue una gran persona, un técnico magistral. Nadie va a descubrir lo que fue Jorge Ginarte en el fútbol, un tipo que sabía todo, que vivía para esto, que honraba a la profesión de técnico. Y la verdad, el más grato recuerdo de una persona hermosa de alma y un excelente técnico de fútbol”.

Un recuerdo que culmina, un momento sublime que parece detenido en el tiempo. Porque pasaron 10 años y pueden pasar 10 más, 20 o el tiempo que sea.  Pero de aquellos días de Julio donde tocamos el cielo con las manos nadie se olvidará jamás. Además, el jefe máximo de esa hazaña, ahora nos mira desde allá arriba y se sonríe como a él le gustaba. Porque su sueño se hizo realidad...

Jueves 22 de Julio de 2010 | Info Diaria


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