Fiel a los colores

Ayer, jugador y técnico de Inferiores. Hoy, ayudante de campo de Germán Corengia en Primera División. Sí, te proponemos repasar la historia de Néstor Tito Garay, un hombre vinculado a la vida del Milrayitas...

Por Leandro Saltamerenda

Imposible olvidarse de aquel festejo. Fue ante Quilmes, en el cruce de ida por la semifinal del octogonal de 1983. Los Andes se volvía a Lomas con un valioso empate, y Néstor Omar Garay se llevaba todos los aplausos de la tribuna visitante. En aquel encuentro, el hábil delantero ingresó en el segundo tiempo en lugar de Sergio Saturno y en unas de las primeras pelotas que tocó, la mandó a guardar. Sí, era uno de los goles más importante con la camiseta del Milrayitas. Pero su romance con el CALA no terminó ahí. Tito Garay disputó 108 partidos (desde 1981 a 1988), convirtió 12 tantos y se vio obligado a colgar los botines a los 26 por una lesión. Sin embargo, su amor por el club pudo más y siguió vinculado por siempre. Dirigió a los chicos de Baby Fútbol, fue técnico en Infantiles y Juveniles, y hoy es uno de los ayudantes de campo de Germán Corengia en Primera División.  “Vivo un sueño. Soy hincha de Los Andes, estoy en el club desde los 13 años y esta posibilidad de acompañar a Germán la tomó como algo muy importante. Además sufro el doble”, se sinceró Tito, el protagonista de la historia. Nosotros te proponemos repasarla con esta entrevista...

Sos un hombre del club, jugaste con la camiseta de Los Andes, dirigiste en Inferiores, ¿qué significa para vos esta chance de estar en el cuerpo técnico de Primera División después de tantos años?
Es una satisfacción enorme. Me toca en un momento muy lindo porque hace 14 años que estoy trabajando interrumpidamente en esta institución. Acá las pasé todas. Jugué en juveniles, llegué a Primera con 17 años de la mano de Pedro Mansilla, al año siguiente me lesioné de la rodilla y después tuve la desgracia de no poder recuperarme del todo. Uno era chico, quería jugar siempre y me terminaba infiltrando a cada rato. Entonces fue así que a los 26 tuve que dejar el fútbol. 

¿Cómo fue trabajar durante tanto tiempo en las juveniles del club?
Fue muy lindo. Yo arranqué trabajando en Liga, allá en Ruta Sol y después tuvimos la suerte de que Los Andes consiguió el predio en Villa Albertina. Vos sabés que es todo a pulmón. En Inferiores tenés que hacer mucha docencia, y yo corrí con ventaja porque era del barrio y se acercaban muchos chicos. Y después tuve la posibilidad trabajar durante 12 años en la sede social con los chicos del Baby Fútbol. Me acuerdo que hicimos una buena campaña y tal es así que pudimos promover algunos jugadores a cancha grande. Esa era mi idea: utilizar el Baby como trampolín para las juveniles. Además uno conocía como era el ambiente porque en Inferiores me tocó convivir con diferentes Coordinadores y dirigir varias categorías. Así que la experiencia fue muy buena.

¿Qué sentís cuando un jugador que tuviste en Inferiores llega a Primera y logra consolidarse?
Es una satisfacción. Uno trabaja en Inferiores porque es su vocación y le gusta. Tuve la suerte de trabajar con chicos que hoy en día están en el plantel profesional o muchachos que triunfan en el fútbol grande, como el caso de Chicho Maidana que lo tuve en Infantiles, o Marquitos Brítez Ojeda. La mayoría de los juveniles que salieron del club pasaron por las manos de uno y es como que yo puse un granito de arena para que les quede algo. Y después con el tiempo, que el jugador te venga a saludar, te pida un consejo o se acuerde de vos no tiene precio. Eso es lo más gratificante y quiere decir que se hicieron las cosas bien.

¿Qué recordás de tu época de jugador?
Y, me tocó vivir una etapa muy buena para el club. Siempre estuvimos peleando octogonales, campeonatos. Tal es así que en el 83` perdimos la final con Chacarita, después en el 84` quedamos afuera del clasificatorio con Quilmes en cancha de Independiente y al año siguiente nos pasó algo similar con Huracán. Los Andes era muy respetado y estaba a la altura de los grandes equipos. Sin ir más lejos, en el 86` formé parte del plantel de los Rosarinos, que a mí entender fue una de las mejores formaciones que vi.

¿Algún momento que te haya marcado?
(piensa) Mi debut a los 17 años fue muy importante. Me acuerdo que fue contra Talleres y en nuestra cancha. Eso me marcó y jamás lo voy a olvidar. Y después fueron importantes los planteles que integré y la amistad que logré hacer y conservar con la gente del club.

De este plantel actual tuviste a varios jugadores en Inferiores, pero el caso de Claudio Leguizamón te toca muy de cerca. Lo tuviste en varias categorías, sentís un aprecio especial por el, ¿cómo vivís este presente?
Estoy muy contento por él. Uno sabe el sacrificio que hizo para llegar hasta acá y lo tiene muy merecido. No es facil formar parte del mundo de Villa Albertina y Legui es un ejemplo de ello. La peleó, la rompió y hoy en día está dando que hablar en el primer equipo.

Como integrante del cuerpo técnico, ya estamos cerca de volver a los trabajos, ¿qué balance haces de la ronda que pasó?
Fue positivo. Agarramos el grupo en un momento complicado y los muchachos respondieron. Nadie esperaba esa levantada y de la noche a la mañana llegamos a los primeros puestos. Y después como todo, en los últimos partidos nos caímos, tuvimos un bajón anímico y ahora estamos lamentando los puntos que perdimos. Pero yo creo que ajustando algunos detalles y haciendo una buena pretemporada vamos a ponernos en carrera de nuevo. Sabemos que estamos un club grande, tenemos un buen plantel y queda en nosotros hacer un buen trabajo en los próximos cinco meses para devolver a Los Andes a la B Nacional, que ese es el lugar donde tiene que estar…   

Miércoles 30 de Diciembre de 2009 | Fútbol Profesional


subir