Su Cachito de historia

Los recuerdos de Jorge Adrián Martínez Pandiani, el abogado que una vez fue "rosarino".

Por Leandro Saltamerenda

Hijo por adopción. Llegó a Lomas luego de su paso por Racing, donde jugó un solo partido en Primera, pero fue el capitán de un equipo de juveniles que quedó en la historia: el que ganó a puro fútbol el torneo Proyección 86, disputado en 1983 con televisación de Canal 11 y multitudes de hinchas en las tribunas de Vélez. Llegó a Los Andes y vistió durante dos torneos la camiseta del Milrayitas. Se dio el gusto de integrar una de las formaciones más recordadas por los hinchas: el equipo de los rosarinos, en  1986. Junto a Panciroli, Cuffaro Russo,  Hernán Díaz,  Galloni, Paolorossi, y referentes locales como Jimmy Alarcón o el Colorado Cuellos, ahí estaba Jorge Adrián Cachito Martínez, hoy Adrián Martínez Pandiani, abogado. Era un jugador fuerte, de baja estatura, con mucha marca y recuperación. Así se refleja en la revista Solo Fútbol de la época. Claro, más de dos décadas después no es fácil reconocerlo. Su corta carrera (se recibió a los 23 y dejó el fútbol a los 24) y su vida lejos de las canchas lo explican. Pero él dejó su huella; hasta quedó en la historia del fútbol argentino. Cachito fue el primer expulsado en aquel torneo que clasificó a Los Andes para la primere edición del Nacional B.  “Una manchita más para mi prontuario”,  dice con humor.

A más de 20 años de aquel gran equipo, ¿cuáles son tus recuerdos?

Un montón de cosas. Uno a veces se va poniendo viejo rápidamente y se olvida, pero cuando hay momentos tan lindos no se pueden borrar fácilmente. Antes era conocido como Cachito Martínez, sin este doble apellido (Martínez Pandiani) que adopté cuando me recibí de abogado. Y lo primero que se me viene a la mente es la mala suerte que tuvo Los Andes ese año. Fue un equipo muy particular, con individualidades notorias, que inclusive llegaron a jugar nivel internacional, y una base de las inferiores muy trascendente, como el Loro Castro, Pizzo, o el Negro Meza. Ese Los Andes se preocupaba por jugar bien a la pelota y, a pesar de haber salido primero en un torneo muy difícil (ganó una de las dos zonas en que se repartín los equipos) una vez más los reglamentos extraños del fútbol argentino no le permitieron ser campeón y ascender.

¿Te acordás, puntualmente, de aquella roja?

(risas) Sí, como si fuese el día de hoy. Los Andes enfrentaba a Defensores de Belgrano, en la cancha de Platense. Era una primera fecha y había muchos hinchas del Milrayitas en la popular lateral. Yo tenía la indicación de anular al wing derecho de ellos y a los 10 minutos ya había recibido una amarilla por una falta menor. Después, en medio de una jugada desafortunada, que parecía gol, tuve que hacer una infracción y el arbitró entendió que me tenía que echar. Tal vez la falta de experiencia jugó un papel importante y recibí la roja. Una manchita más para mi prontuario…

¿El ascenso hubiese sido la frutilla del postre?

Sin lugar a dudas. Lamentablemente en el octogonal quedamos afuera. En los primeros cruces habíamos mostrado un gran nivel, pero en la semifinal nos tocó Huracán, en Vélez, y perdimos. Es cierto que el arbitraje fue penoso y nos quitaron el título que merecíamos.


Si digo Los Andes, ¿qué se te viene a la memoria?

Una cancha espectacular para jugar al fútbol, una hinchada muy seguidora, canchas llenas, el partido jugado con Huracán, momentos muy lindos y unos compañeros excelentes, con quienes hoy en día sigo teniendo una relación. Me parece que esa frase un poco remanida de que Lo mejor que tiene el fútbol son sus protagonistas, en gran parte es verdad.

¿Seguís al equipo en la actualidad? ¿Cómo lo ves?

Sí, me gustaría que se termine esta especie de flotación por la mitad de tabla que ha tenido varias veces. En cuanto Los Andes pueda encontrar la dirección no hay dudas de que tiene chapa para estar más arriba, se merece algo mejor. Ojalá pueda ser el próximo Tigre y pelée de igual a igual con cualquiera.

En lo personal, ¿por qué tuviste una carrera tan corta? ¿Hay una explicación?

Esa respuesta es un poco compleja. A pesar de los pocos años que jugué, el fútbol lo viví intensamente y me ha hecho feliz. Pero en un momento me dí cuenta de que me podía ir bien, aunque sin ser uno de los más destacados. Entonces empecé a entender que podía hacer otra tarea o profesión en forma paralela. Yo siempre me cuidaba mucho y le daba prioridad al deporte, pero leer un libro o cursar me generaba una satisfacción extra. Hoy a la distancia y viendo mi presente como abogado me parece que no fue una decisión errada. Igual, el fútbol me sigue dando mucho. Por ejemplo, algo muy simple, en Tribunales hay tres jueces hinchas de Los Andes. Eso te gratifica, te acerca, descomprime, ayuda. Y, después sigo jugando a otro nivel. La carrera corta es lo que sucedió, ya está, no hay marcha atrás. Fue corta, pero muy intensa y feliz.

Después de tanto tiempo, ¿Cómo te definirías como futbolista?

Voy a traer palabras que no son propias y me las dijo el recordado profe Castelli cuando yo tenía 19 años. Era un pichón de Pernía. Dentro de mis facultades estaba la entrega y yo a Los Andes le entregué todo lo que tenía…

Martes 6 de Enero de 2009 | Fútbol Profesional


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